24.7.11

El revés de mis parpados.




Tan negro ese infinito, tan negro que si nos tapamos los ojos podemos sentir que también lo tocamos.
Pero luego esta tan lejos, se bambolea en una sincronía de luz que pasa a través de sus orificios.
Y dan ganas de quedarse ciego, de quedarse ciego al menos por un rato y dejar de pensar que todos esos puntitos de luz tratan de decir algo.
Pero no puedes cerrar los ojos, y es entonces cuando los escuchas a todos susurrar.
Vienen y van en susurros las melodias, los pensamientos ahogados en el ruido de la rutina, los deseos, y una que otra esperanza que no pierde la oportunidad de estar tambien ahí, en las estrellas.
Y hay unas que hablan mas que otras, que brillan y hacen tragar saliba.
Trato de ahogarlas a todas, ahora mismo, mientras escribo pulsando las teclas, pero no es tan facil.
Me dan escalofríos sus voces.
Se me escapa en suspiros el miedo que me producen tantas verdades gritadas a la cara.
Y siento que cruzan el cielo, como si rasgaran el manto con la punta de un alfilermuy delgado, solo que el manto no se pliega.
Si se plegara tal vez se despejaría un haz de luz tan grande que nos consumiría en sus reproches.
Y de pronto me dice alguien que tiene demasiado frío, y yo que creí que era quien mas reclamos pendientes tenía.
Un momento, algo pasa, se estan perdiendo los lamentos, las melodías y las esperanzas.
Es como un rayo que cae sobre mi el infinito, tan negro como siempre, tan negro como el revés de mis parpados...

2 comentarios:

Pancho dijo...

Qué lindas las estrellas, es uno de los grandes déficits de la vida en la ciudad. Me encanta la última frase, es para encuadrar :)

Catalina Rodríguez dijo...

Gracias Pancho! Sin embargo tu "estrellandome" es fenomenal!