28.12.10

La marmota y el zorrillo

Estaba en un día placentero, una pequeña marmota recostada contra la lama verde del invierno; era un día placentero porque era una marmota, y no se tenia permitido sentir frió mientras la nieve ostentaba y media su caída.
Se levantaba un poco del suelo, y cuando caminaba le rosaba la panza con el rocío, y le hacia cosquillas, muchas cosquillas. Pero a la marmota solo le importaba posarse sobre la hierba y dormir la siesta sin un final preciso, sin un tiempo premeditado para llevarla, simplemente dormir y dormir y dormir.

Ese mismo día placentero, se entero en sueños la marmota de un zorrillo que andaba perdido en el campo, cuando se levanto estaba tan adherida a la lama que no pretendía en lo mas remoto ir a buscar al zorrillo, pero entre el sol del medio día y los quejidos de la rana termino por decidirse a caminar hacia el bosque, para encontrar otro sitio donde dormir mejor.
Vio una cola de dos colores perderse tras unos arbustos, y apresuro el paso para seguirle; curiosa, como siempre la marmota entornaba los ojos al cielo imaginando que el zorrillo seria el mismo del sueño; lo veía cuando los arbustos de esclarecían, distinguía su tendencia monocromatica y su intuición.
El zorrillo se volvió y se freno en seco, pero la marmota no pudo ver el movimiento así que acabo por frenar sobre el zorrillo y algunas hojas heladas por el clima; imaginaran la respiracion acelerada del zorrillo cuando descubrió una masa peluda y recubierta de roció justo sobre su ser, de lejos parecían una bolita tricolor en medio de unos arbustos.
-Perdone usted- dijo la marmota bajo la piel sonrosada
-Ya todo esta bien, señorita, fue mi culpa parar tan en seco-
La marmota aun sonrosada se levanto, se limpio los resagos de hojas, se peino un poco la melena y miro al piso comprometida, casualmente enrollada en lo que deseaba, sin embargo sentía vergüenza. El zorrillo sonreía también, la veía silenciosa y levantaba la melena para ser un galán del prado de invierno.

Ella lo sobrepaso y siguió explorando entre los arbustos con el pegado a su humanidad, jugaban, se escondían, luego daban vueltas y volvían al mismo punto: lo mucho que se disfrutaban, se iban amalgamando poco a poco, entre el transcurrir de pajaros y flores que mas bien parecían madrugadas y noches en vela. La marmota salio de los arbustos y vio que ya había anochecido, se quedo allí con el cielo encima sola un momento, mientras el zorrillo terminaba de desenredar su cola de tantas cosas; y comprendio entonces, que aunque recién en la mañana no había sido para ella nada mas que un sueño, que una locura, ahora mismo respiraba en el elixir de lo posible de lo utópico...

18.12.10

Afuera



Afuera hace frió, pero afuera es mas que el afuera que conciben mis ojos, afuera es un mundo lleno de climas, de momentos, de pajaros, de arboles, de higos... y de millones de perspectivas honoríficas en ahondar.


Quisiera poder gastarme los momentos en cada pequeña cosa que me muestra el afuera, en cada grandiosidad de la que me separan incluso metros de cable submarino. Tener la moldeabilidad de ese afuera que a veces descubro hurgandome las entrañas.


Esta noche, debo confesarlo, me invaden los higos; me invaden con sus miles de representaciones y de letras irreparablemente tatuadas. Me dan ganas de cogerlos y morderlos de a poquitos para desmenuzarlos, y no deberle tanto a la mente y sus apreciaciones. Ser depronto, como una bióloga del alma, una bióloga capaz de bucear en los torrentes sanguíneos sin reparo hasta llegar a la morada de los higos, tomarlos en cada mano, palparlos con los ojos cerrados y luego de explorarlos a conciencia y haber gastado mas de 200 boligrafos intentando entenderlos, llevarlos hasta mi boca para terminar con la exploración. Tal vez y los higos no quieran que yo los explore, que yo los desmenuce, los muerda e incluso hasta los bese.

Tal vez están tan lejos, que nunca llegare a palparlos, pero ensoñarlos entre mis brazos es un motivo mas para cerrar los ojos y reexplorar una y otra vez el torrente sanguíneo, sin el mas mínimo temor a perderme. Si me pierdo allí me encontraran los higos, y si no me encuentran pues no reparare en levantarme y perderme en otro sentido, a ver si tal vez allí si me encuentran.


Ahora mismo, no quisiera pensar si los higos temen a mi necesidad de ellos; si con el paso de esta y otras noches, se ahonden en mi cableado y me impidan observarlos tan vivamente como ahora, ahora mismo no quiero temerle a su naturalidad, o a lo que hagan o no con su paso por mi ser.

Ahora mismo solo quiero disfrutar de su estadía, disfrutar de sus inquietudes y de sus curiosidades, de sus juegos y de sus miles de metáforas.

Quiero disfrutar del bien que me hacen estando allí adentro.


Y pensar que hace tan poco solo podían hacer parte del afuera, del exterior y por supuesto del otro lado del espejo...

6.12.10

Poco mas que tú, Soledad

"Soledad aqui estan mis credenciales,
vengo llamando a tu puerta desde hace un tiempo,
creo que pasaremos juntos temporales,
propongo que tu y yo nos vayamos conociendo"
Jorge Drexler

Poco mas que decir frente a lo que logran expresar estas palabras acerca de las llanuras que me habitan.
Es como si hubieran emergido para cantarse al mundo y luego para regresar y cantarse buscando en mis ojos el mas mínimo reproche.
Es nuevo este estado con el que he convivido desde hace un tiempo, la soledad, la búsqueda de opacar sus raciones con tibios intentos de compañía.
Me impresiona la dificultad que me genera hacerle frente al hecho de estar sola. Se que a muchos les habita la misma complicidad, y sé también, que hay muchos otros que no han tenido que enfrentarla. Pero a mí, esa letra, me hizo comprender que es hora de entenderla como parte real de mis atardeceres, de mis amaneceres, y de todos los momentos en que el cielo decide mostrar su bipolaridad engañosa.

No hay manera de retribuir su constancia, nadie había estado nunca tan constante como ella, ni tampoco tan imprescindible. Ella sabe cuando es la hora necesaria, la hora en la que no queda nada más de que aferrarse. Así suene ilógico decir "Si estoy solo eres tu, soledad, de quien me aferro"
Pero y que si ni siquiera Soledad nos abrazara, ¿nos abrazaría alguien más por la espalda?; además si Soledad se ausentara, se iría con Compañía, y sin compañía ni soledad, habría tal vez limbo.
Así que mejor que en el limbo, Soledad hoy quiero decirte que estaré contigo.